Vivir en Australia me ha enseñado a amar la vida

Hace 17 meses salí de mi casa con una maleta de 30kg, un nudo en la garganta y el sentimiento de absoluta incertidumbre al pensar en qué me estaría esperando en la otra parte del planeta. Eso significa que hace exactamente 513 días que decidí cambiar mi vida y dejar al destino brindarme cientos de nuevas oportunidades y, por supuesto, aprovecharlas.

Cuando hago un recorrido por toda mi experiencia en Australia, como supongo que os pasará a todos los que hayáis vivido o estéis viviendo fuera, un escalofrío recorre mi cuerpo. Es un constante tsunami de emociones. De reír a carcajadas, a llorar a mares. De sentir felicidad plena, a vacíos existenciales. De creer que me puedo comer el mundo, a querer rendirme… Sí, estar fuera es una pasada, pero también duele a veces. Sobre todo cuando no puedes ir a casa un fin de semana porque estás a más de 18.000km de distancia. Sin embargo, es este mix de emociones lo que hace tan única y maravillosa esta experiencia.

La verdad es que si algo tengo claro es que vivir en Australia enseña más que 5 años de universidad, 2 de máster y 3 de prácticas en una empresa. Vivir en Australia te hace madurar en cuestión de meses lo que otras personas no maduran en años. Te enseña a valorar a las buenas personas, y a querer cambiar a las malas. Te enseña a respetar a los demás, a los animales, a las plantas y a cualquier ser vivo. Te enseña a cuidar este maravilloso planeta y a guardarte el papel del chicle en el bolsillo en lugar de tirarlo al suelo. Y lo más importante, te enseña a valorar la vida y a querer ser la mejor persona que puedas llegar a ser.

Desde que llegué a Australia he conocido a cientos de personas, he vivido en 2 ciudades y 5 casas diferentes, he trabajado para 10 empresas distintas, he comido comida de muy diversas nacionalidades y he podido ver maravillosos paisajes y atardeceres. Así ha sido como he aprendido 3 cosas muy importantes que me guían y motivan cada día y quiero compartir con vosotros:

Cuida los pequeños detalles y haz las cosas con amor. A veces, por falta de tiempo o interés, hacemos las cosas rápido o sin prestarles la atención que deberíamos. Sin embargo, supone un giro de 360º hacer las mismas cosas con amor y cuidando el detalle. Haz que hasta lavarte los dientes sea un acto importante cada día. Tu tiempo será más valioso.

Sé agradecido. Quién más que yo debe estar agradecida por estar viviendo el sueño australiano… Pero esto sirve también a pequeña escala. Cuando te compres un café o vayas a cenar a un restaurante, sé amable y da las gracias. Tu sonrisa puede hacer mucho mejor el día de muchas personas.

Trabaja mucho y conseguirás todo lo que te propongas. A veces la casualidad y la suerte juegan un papel importante en ciertos acontecimientos pero, por lo general, es el trabajo duro lo que de verdad da sus frutos. Yo jamás pensé que con 24 años estaría viviendo en la que ha sido nombrada la mejor ciudad del mundo durante 5 años consecutivos, con un trabajo que adoro, conociendo gente maravillosa cada día, viajando a lugares increíbles cuando tengo tiempo… Quizás he tenido suerte, quizás no habría sucedido sin el apoyo de mi maravillosa familia, pero también sé que lo que realmente me ha llevado hasta aquí ha sido creer en mi misma, ser valiente y trabajar duro.

A todos los que estáis indecisos, a todos los que queréis pero creéis que no podéis, a todos los que ni siquiera os lo habéis planteado… Tenéis un mundo maravilloso por descubrir. No dejéis que la comodidad de un día a día aparentemente genial os retenga e impida que viváis la incomparable experiencia de vivir en el extranjero, especialmente en Australia. Vuestro hogar, vuestra familia, vuestros amigos, vuestra panadería de siempre, vuestro restaurante preferido, vuestra playa secreta seguirán estando ahí cuando volváis. Y en el camino, aprenderéis a crear vuestro hogar allá donde vayáis, vuestra familia estará formada por gente que conoces de 2 días pero eso será suficiente para quererles con locura. Vuestros amigos no hablarán vuestro idioma pero os entenderán mejor que nadie porque han vivido lo mismo que vosotros. Echaréis de menos el pan de casa, pero el café en Australia es mil veces mejor! Encontraréis nuevos restaurantes que pasarán a ser vuestros restaurantes preferidos. Y, sobre todo, surfearéis y nadaréis en playas absolutamente incomparables que os harán recordar por qué esta aventura vale tanto la pena.

Sólo si os atrevéis a vivir, vuestros ojos aprenderán a ver el mundo de manera diferente y nunca más podréis dejar de amar la vida.

Text by Elena Devís