Simple Things / Vipassana in the Blue Mountains
Simple Things / Vipassana in the Blue Mountains
Las vacaciones del mes de septiembre acabaron de la mejor manera. Aunque este es un tema que prefiero no sacar sin que nadie antes muestre su interés, confío en que alguien se sentirá atraído. Cuando hace unos años mi hermana me comentó que hacía un retiro de meditación Vipassana, me entró y salió por la oreja sin alterar siquiera mi curiosidad. Pero ahora es uno de mis temas preferidos y donde en el futuro quiero invertir tiempo y dedicación.
Después de dejarnos seducir otra vez por los encantos de la Opera House en Sydney y patear algunos de los valles de las Blue Mountains, entré nervioso al centro de meditación Dhamma Bhumi. Como si fuera el primer día de cole… y eso que las dos experiencias anteriores me impactaron y sirvieron para reorientar mi vida.
Pero esta vez sería diferente. No participaría en la meditación como el resto de estudiantes, sino que trabajaría junto al grupo de voluntarios para ayudar a que el retiro de diez días se desarrollara sin problemas. Fueron jornadas muy largas, desde las 5.30 de la mañana hasta las 9 de la noche, cuando nos reuníamos con los profesores para comentar lo sucedido durante el día y cerrar la jornada.
Básicamente, el grupo de nueve voluntarios de cinco nacionalidades nos encargábamos de preparar las comidas para los ochenta meditadores. Unas cuantas horas diarias en una cocina de 70 metros cuadrados en la que la buena predisposición y una actitud servicial con ímpetu y cariño fue el lenguaje de comunicación.
No faltó el maestro improvisado, uno de los voluntarios resultó ser un hombre poco motivado por la causa y el trabajo en equipo, así que todos pudimos practicar la paciencia, la compasión y la respiración profunda cada vez que se escaqueaba.
Vipassana, que significa observación en sánscrito, es una de las técnicas de meditación más antiguas de la India. Mediante la observación continuada de la respiración se agudiza la concentración y se desarrolla la capacidad de percepción de sutilísimas vibraciones que ocurren en todo el cuerpo. Con la atención puesta en la respiración, además, se alargan los tiempos entre pensamiento y pensamiento, permitiendo así descubrir ese espacio interior del que tanto se habla. Ese espacio y ese silencio, permiten un estado de conciencia y calma con efecto transformador. Pero llegar a este estado y permanecer en él es complicado. La voz mental que dialoga repasando el pasado y proyectando el futuro no para de boicotear e interrumpir el presente, el único estado temporal que de verdad existe y que tantas veces dejamos escapar.
Pero existe una manera de conseguirlo: Práctica! Solo intentándolo una vez tras otra se logra hacer caso omiso a estos pensamientos que solo aportan ruido. Práctica, como cualquier otra habilidad intelectual o física que desarrollamos al cabo de años de estudio y entreno.
Mi amigo E. Tolle propone un sencillo ejercicio para observar el silencio consciente y la mente parlanchina, lo resumo en dos líneas:
Cierra los ojos y concéntrate en la respiración alargando el silencio el máximo de tiempo posible. Observa el primer pensamiento que aparezca.
Como dice Goenka, uno de los exportadores de esta técnica al mundo occidental, la práctica tiene que llevarse con ecuanimidad, sin enfadarse con uno mismo por no conseguir resultados inmediatos. Hay que ponerle un poco de amor a la perseverancia para no desesperarse. Anicca!
Desde hace meses Let’s Go Study Australia ofrece sesiones gratuitas de meditación Shamatha-Vipassana para los estudiantes internacionales en Melbourne. Desde el 1 de agosto ofrece también sesiones de Yoga. Una buena oportunidad para conocerte mejor a ti mismo y disfrutar del aquí y ahora. Además las sesiones se desarrollan en los Fitzroy Gardens, uno de los mejores parques de la ciudad. Si quieres participar sólo tienes que registrarte en este enlace.
Además hay centros de Vipassana en todo el mundo, una buena excusa para viajar.
Text & pics by Albert Uriach