Los millenials somos la generación del riesgo, del salto a la nada que nos lleva al todo que andábamos buscando, algunos ya dimos el paso y hoy estamos al otro lado motivando a los que siguen pensándolo,
Sabemos que no es fácil, pero es aún más difícil seguir en el mismo lugar dándole plazos y plazos a lo que quieres. En este artículo queremos que evalúes si también pasaste los mismos síntomas de la zona de confort de los que un día nos quisimos curar.
“¿El llamado es para mí?, nos preguntamos en medio del tráfico esperando que el semáforo cambie cuando vamos de regreso a casa después de 8 horas de trabajo”
Nacer, crecer, ir al colegio, tener una profesión, carro, casa, hijos y pensión. Esa era la vida perfecta de los que fueron adultos en los 80’s y 90’s, no es para criticar ni para comparar, pero así se “vivía la vida” hasta que… ¡Toc, toc! Llegó el cambio de siglo para revolcarnos la cabeza, internet, tecnología, un mundo global, demasiada información y ganas de descubrirlo todo, éramos niños o adolescentes cuando pasó, pero ya lo habíamos entendido, para nuestra generación el camino no es lineal y queremos experimentar el mundo mientras conducimos nuestra vida por la ruta de lo que definimos como felicidad.
Y así íbamos, por el camino de la vida que habíamos soñado, alcanzando logros de toda clase: académicos, sociales, profesionales, económicos. El panorama pintaba bien, pero había ahí un ¡Toc, toc! Llamando a la puerta de la tan nombrada zona de confort.
- ¡Toc, toc! – por primera vez
- ¿Qué quieres? – pregunté – ¿Todo está bien?
- Tú sabes que sí – respondió – Pero no es suficiente, y lo sabes también
¿Y lo sabemos? Sí, pero nos hacemos los que no, dándole largas y dejándolo para después. Para después de terminar el proyecto de la empresa en la que trabajamos, para después, cuando termine ese contrato de arriendo del apartamento, para después, cuando tengamos un fin de semana libre y no nos pongamos a maratonear series sino a pensar en un plan.
- ¡Toc, toc!, aquí otra vez
¿El llamado es para mí?, nos preguntamos en medio del tráfico esperando que el semáforo cambie cuando vamos de regreso a casa después de 8 horas de trabajo. ¿Estoy adentro de la zona de confort? Pues, veamos:
Estás en el lugar donde tienes el control
En otros términos, ya alcanzaste el escalón que hace unos años veías muy lejos, pero hoy ya estás ahí y subir el siguiente quizás sea algo con lo que ya no sueñas, o quizás sí, pero no quieres alcanzarlo recorriendo un camino fácil.
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Rutina
Suena horrible, ¿no? Levantarse de lunes a viernes, esperando que llegue el fin de semana porque el estrés de los días se alivia con descanso y amigos. Pero acumular semanas no es motivante, claro que no estamos hablando que todo en nuestras vidas sea rutinario, hay viajes, hay celebraciones, momentos en familia, pero viene este ¡Toc, toc! otra vez a decir - ¡Ey! Si lo piensas, no hay nada que perder, ¿por qué no buscas algo diferente porque soñar, o vas a estar otro año más pensando si esta vez será o no será?
Crees que no eres capaz
En este punto ya empiezas a ver que amigos y conocidos han dado el paso, algunos decidieron viajar por el mundo y crear un blog, entras a sus perfiles de redes sociales y ¡Sorpresa! la felicidad tiene cara de saltar a lo desconocido. Otros lo hacen a través de un emprendimiento “comida colombiana en una calle de otro país”, y aquí viene un concepto más: tomar el riesgo.
- ¡Toc, toc!, ¿lo ves?
- ¿Veo qué? – pregunté a la vocecita
- Tú podrías estar allí, al otro lado de la foto de Instagram para darte cuenta que también puedes – Y así me manda sus indirectas para animarme otra vez.
¿Cuál es la diferencia entre ellos y tú?
Ellos lo pensaron, se tomaron el tiempo de preguntarse si valía la pena y un “sí” fue la respuesta.
¿Serás capaz?
¡Toc, toc! dice: ¡Uffff claaaaro!
Hay un “pero” antes de salir de la zona de confort
¡Listo! Ya sabes que lo quieres, ese cambio de vida está a un pasito, pero así como existe esta vocecita dándote toda la motivación, también hay un llamado que viene de otro lado y te dice: Noooo, ¿pero en qué estás pensando?, dejar el cargo por el que tanto has luchado, el sueldo fijo que recibes al mes, qué va a pensar tu familia, ¿cambiar lo que ya tienes por algo que no conoces?
Peros, peros y peros, si esta es tu situación te recomendamos que vuelvas al paso anterior, y no dejes a la voz del desánimo entrar jamás.
Ahora, el llamado te vuelve a preguntar:
- ¡Toc, toc! ¿por qué no saltar?
Luego de leer este artículo, ¿cuál es tu respuesta?
Gracias por dejarnos entrar en computador, celular o tablet, sabemos que si llegaste hasta aquí es porque estás buscando la respuesta que te va a llevar fuera de tu zona de confort, nosotros ya pasamos por lo mismo y solo te podemos decir ¡Hazlo!
Te invitamos a dejar tu comentario sobre nuestro primer artículo, créenos, nos motiva muchísimo.